Hace solo dos años, siendo aún menor de edad, Pedri llegó al Barça sin hacer ningún ruido, solo con la voluntad de demostrar que tenía calidad para quedarse en el primer equipo y que no debía salir cedido. Koeman lo tuvo claro con dos entrenamientos, y el canario se quedó. Fue la revelación de la temporada y se convirtió en el nuevo aliado de Leo Messi, detector implacable de talento para asociarse. La temporada pasada Pedri no solo se quedó huérfano de su mejor aliado, tras la salida de Leo, sino que sufrió el peaje de haber acumulado una temporada inhumana.